CADERNOS INTERATLÂNTICOS (26)
Una tesis doctoral defendida recientemente en la Universidad Católica Argentina examina las fuentes maurrasianas del pensamiento político de Oliveira Salazar. Al ceñir el objeto de estudio a los conceptos de Estado, Nación, Orden y Autoridad, al politique d´abord y al empirismo organizador, este trabajo descriptivo, comparativo e interpretativo sugiere que la influencia de Maurras sobre el estadista portugués es más amplia y compleja de lo que generalmente se cree y pone al descubierto algunas coincidencias remarcables.
La presencia del filósofo provenzal comienza en la preocupación fundamental de Salazar con el orden –de origen Divino y orientado hacia el bien común. Ésta continua en la crítica del Estado demoliberal y el rechazo del Estado totalitario; la necesidad de un Estado fuerte pero limitado, capaz de cumplir su función fundamental –el mantenimiento del orden; un Estado comandado con unidad de pensamiento, de voluntad y de acción, independiente de la opinión y del poder financiero, dedicado al ejercicio de las funciones que le son propias; un Estado bien construido como un espectáculo de orden y unidad, « una obra maestra de la civilización »; la subordinación del Estado a la Nación, base del edificio político salazariano; el intento de restauración de los principios del orden tradicional con un Poder caracterizado por cuatro atributos esenciales –fuerza, independencia, estabilidad, prestigio–, y el establecimiento de cámaras orgánicas de tipo consultivo.
Como Maurras, Salazar concibe la Nación como el valor supremo en el orden temporal. Orgánica y no contractual, obra material y espiritual, realidad tangible y positiva, ella debe ser protegida, aumentada y transmitida. Salazar es consciente que frente a la Nación, el individuo es un deudor neto y nato, ya que recibe infinitamente más de lo que aporta. Entiende que la unidad es un rasgo esencial y fundamento de la Nación y anhela que ésta sea eterna, perpetuada como la familia, mediante la sucesión generacional y la transmisión del patrimonio. «Madre e hija de nuestros destinos», en la expresión de Maurras, Salazar confirma esta doble dependencia: «Somos porque nuestros ancestros fueron; y solamente continuando sus esfuerzos y sus sacrificios somos señores de nuestra tierra y de nuestro destino».
La herencia maurrasiana prosigue en la noción de Autoridad necesaria, fuerza creadora del orden y de toda buena obra humana; un medio y no un fin, una carga y no un privilegio; fundamento de la sociedad. Se advierte la misma tensión entre Autoridad y libertad presente en la reflexión del jefe de la Action française: la fórmula de equilibrio del portugués –«conciliar la libertad posible y la autoridad necesaria»– refleja la noción maurrasiana de «autoridad arriba, libertades abajo». La Autoridad como realidad, «un hecho y una necesidad»; un don de la Providencia; paternal; caracterizada por la unidad –de pensamiento y de acción– para corresponder a la unidad esencial de la Nación; estable en su ejercicio y vigencia; independiente de las facciones, de los «caprichos anárquicos de la opinión», de la influencia de la plutocracia; naturalmente sabia –virtud de la prudencia, saber teórico y práctico resultante del estudio y de la experiencia– y educadora.
En lo que concierne al politique d´abord, se examina la evolución de Salazar, quien, partiendo de una interpretación estricta –y, en consecuencia, un rechazo–, termina por una lectura en sintonía con Maurras y por la aceptación de la validez del principio aplicado a la realidad portuguesa. Respecto del empirismo organizador, se observa que el sistema de análisis empleado por Salazar –pasar revista a la historia patria, examinar las experiencias políticas concretas para de ellas extraer constantes y lecciones fundamentales, las cuales, una vez encuadradas por principios superiores, se transforman en hoja de ruta– corresponde al método maurrasiano.
Maurras fue un admirador incondicional de la obra de restauración moral y material llevada a cabo en Portugal por el catedrático de la Universidad de Coimbra. Dotado de “la sensatez eterna” y de “la antigua sabiduría”, Salazar fue, en las palabras del teórico monárquico, “el modelo a seguir”.
Hasta la próxima semana.
Marcos Pinho de Escobar
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